
Excitación Neuronal
Estamos viviendo momentos históricos que quedaran plasmados en ese lugar de nuestra mente que almacena recuerdos sumergidos y cubiertos por sensaciones y emociones, llamada memoria emocional.
Memoria Emocional. ¿Qué comiste el martes de la semana pasada? Lo más probable es que no lo recuerdes, salvo que haya sido un día especial. Ahora dime si puedes recordar tu primer beso… apuesto 5 a 1 que lo puedes recordar y con lujo de detalle.
¿La razón? Se debe a la excitación que vivieron tus neuronas. Este fenómeno también se le denomina el Potencial de Acción.
Se estima que al día nuestro cerebro procesa 34 gigabytes de información. Desde imágenes, sonidos, colores, sensaciones y datos. Sin embargo, no toda esta información llega a almacenarse en tu memoria. Cada estimulo tiene el gran desafío de excitar lo suficiente a la neurona como para alcanzar el umbral de excitación, es decir, si supera la inhibición que las sinapsis inhibidas puedan estar ejerciendo sobre ese grupo neuronal. Si el estimulo no logra pasar el umbral de excitación (de -65 mV a -55 mV app) es posible que no pase a nuestra memoria o peor aun ni a nuestra conciencia.
Ahi radica el desafío científico de toda campaña política. Ya que si se apegan a las campañas “tradicionales”, no importara cuanto dinero gasten en merchandising tradicional (ej; gorras, camisetas, bolígrafos, gasolina y eventos, entre muchas otras), si estas no logran la excitación neuronal necesaria, no permanecerán en la mente, mucho menos en la memoria del electorado y por ende todo ese esfuerzo no afecta la decision del voto.
Sin embargo, cuando tus neuronas reciben estímulos que las excitan, estas producen “drogas” llamadas neurotransmisores. Estos son químicos que permiten las pulsaciones eléctricas que transportan información de una neurona a otra, en un proceso que se llama sinapsis. Cuando llega ese momento, la neurona excitada compartirá la información con las neuronas que le rodean, se estima que mínimo mil. Si son datos, generalmente dicha excitación es poca y la retención es poca. Sin embargo, si el estimulo se interpreta como una experiencia, la excitación no solo pasara el umbral de excitación, puede llegar a niveles altos (de +40 mV a +60> mV app) que llevara nuestra experiencia a almacenarse en la memoria emocional. Y compartirá la experiencia con otras neuronas, produciendo un efecto multiplicador de sensaciones placenteras o desagradables que prácticamente “soldaran” esos recuerdos en tu mente, (recordemos nuestro primer beso).
La excitación neuronal afecta directamente las emociones y estas a su vez en los sentimientos que tienen una inherencia directa en las decisiones que nuestro neocortex, mayormente responsable por nuestro raciocinio, y por ende nuestras decisiones. Es importante destacar que no necesariamente se tiene que pasar por los sentimientos para generar una acción. Si el estimulo es el correcto, los sentimientos se podrían obviar para generar una decision. Para aprender mas acerca de la diferencia de las emociones y los sentimientos haz clic aquí.
Así es como la neuropolítica, a través de la excitación neuronal, puede afectar la memoria emocional, las emociones e influye en transformar la emoción en decisión del voto, lo que, sobra decir, es crucial para la victoria.
En países como Inglaterra, Estados Unidos y México, se ha empleado exitosamente en campañas de todos conocidos como los presidentes Barak Obama, Donald Trump, Enrique Peña Nieto y Brexit.
Particularmente en los últimos tres ciclos presidenciales, alrededor del mundo se ha podido observar el efecto de “movimientos políticos”, aquellos donde es “fashion” apoyar un candidato. Estos no han sido producto de la casualidad. Hay una ciencia detrás de ello, donde las herramientas tecnológicas no son más que un “engranaje” dentro de todo lo que compone la neuropolítica.
En términos de estrategia neuropolítica, estos momentos son de gran oportunidad ya que gracias a la pandemia las neuronas del mundo entero están excitadas, basta re-enfocar esa excitación a tu campaña.
Llegados a este punto nos preguntamos: ¿el fenómeno del COVID ayudara o perjudicará mi campaña? ¿Recordaran mi nombre, partido y propuesta al momento de emitir el voto? Y si me recuerdan ¿Qué van a sentir al pensar en mi nombre?
Situación Actual
A diferencia de ciclos pasados, en estas elecciones el uso de la neuropolítica será fundamental para obtener la victoria. Necesitamos ver que estas elecciones serán durante la pandemia y no “Post Covid-19” como muchos lo expresan. Esto implica que una campaña exitosa deberá tomar en cuenta factores como; el distanciamiento social, responsabilidad social, y prohibición de eventos masivos, no permitirán el uso de estrategias “tradicionales” como la llamada “SSS” Suela, Sudor y Salva.
Previo a la pandemia, la emoción que predominaba era del “Hartazgo”. Lo que más preocupaba era el combate a la corrupción y para lograrlo, los ciudadanos estaban dispuestos a sacrificar la “preparación” del candidato y por lo tanto el ser “outsider” era un positivo. Sin embargo, el COVID-19 ha traído a la luz, y en muchos casos no ha sido nada halagadora, el nivel de preparación real del gobernante. Aun maquillando el número de contagios y muertes, no han podido evitar que los ciudadanos sientan abandono y en consecuencia, miedo. De repente el factor “outsider” se convirtió en un negativo en vez de positivo como lo fue antes de la pandemia.
Los próximos ciclos electorales serán gobernados por emociones y sentimientos de “decepción”, “miedo” e “incertidumbre”. Y lo más buscado por el electorado, consciente o inconscientemente, será que líder que brinde seguridad emocional. Factores como la formación, preparación, familia y valores representados por el candidato, influirán mucho en la decisión del voto. De esta manera, el vehículo elegido para llegar al electorado será tan importante como el mensaje que transporta. Y respecto a la imagen y mensaje, deberá ser perfectamente dirigida al cerebro “emocional” (límbico) del votante y no al cerebro “lógico” (neocortex).
El Voto Razonado No Existe
La ciencia cognitiva ha demostrado que mucho de lo que asumíamos era equivocado por lo siguiente: en primer lugar porque la gente supone que el pensamiento es consciente. Eso es erróneo. La mayoría del pensamiento, un estimado del 98 por ciento, es inconsciente.
En segundo lugar, muchos creen que la racionalidad humana es algo que existe independiente de nuestros cuerpos. Eso tampoco es cierto. El razonamiento es un proceso físico que depende de nuestros cuerpos y las realidades físicas de nuestros cerebros.
Y por último, la mayoría de las personas sostienen que el razonamiento es universal, lo que significa que todas las personas razonan de la misma manera. Nuevamente incorrecto. Las personas no comparten una forma universal de razonamiento. Razonan sobre el mundo de distintas maneras, en parte porque sus mentes han adquirido estructuras distintivas a través de sus experiencias culturales e individuales.
Así podemos decir que “El voto no es frio”. El voto es emocional y posterior a la determinación emocional que tome nuestro sistema límbico, nuestro neocortex adapta su razonamiento a la decisión emocional. ¿Cuántos votos estas dispuesto a perder por desconocer el funcionamiento del cerebro del votante?
Por ello, el éxito de esta campaña será directamente proporcional al nivel de excitación neuronal que provoques. Quienes inviertan y apliquen lo que las neurociencias nos aportan a través de la neuropolítica serán los vencedores en esta “nueva normalidad”.